lunes, 23 de marzo de 2009

POEMAS DE ANTONIO MACHADO

Hola!!!!!



Os voy a poner los siguientes poemas de Antonio Machado que son muy bonitos y me gusan mucho.



ORILLAS DEL DUERO



Se ha asomado una cígüeña a lo alto del campanario.

Girando en torno a la torre y al caseròn solitarío;

ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,

de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.

Es una tibia mañana.

El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.

Pasados los verdes pinos,

casi azules, primavera

se ve brotar en los finos

chopos de la carretera

y del río. El Duero corre,

terso y mudo, mansamente.

El campo parece, más que joven, adolescente.

Entre las hierbas, alguna humilde flor ha nacido,

azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,

y mística primavera!¡Chopos del camino blanco,

álamos de la ribera,espuma de la montañaante

la azul lejanía;sol del día, claro día!¡Hermosa tierra

de España!YO VOY SOÑANDO CAMINOS

Yo voy soñando caminosde la tarde. ¡Las colinas

doradas, los verdes pinos,las polvorientas encinas!

...¿Adònde el camino irá?Yo voy cantando, viajero

a lo largo del sendero...

—La tarde cayendo está—.

«En el corazòn teníala espina de

una pasiòn;logré arrancármela un

día,ya no siento el corazòn.»

Y todo el campo un momento

se queda, mudo y sombrío,meditando.

Suena el viento en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;y el camino

que serpeay débilmente blanquease

enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:

«Aguda espina dorada,

quién te pudiera sentiren el corazòn clavada.»


NUNCA PERSEGUÍ LA GLORIA


Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canciòn;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabòn.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul,
temblar súbitamente y quebrarse.

RECUERDO INFANTIL


Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,que
lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lecciòn:
mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millòn.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

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